Patrick Rothfuss acaba de anunciar en su blog la publicación de una novela corta ilustrada con Bast como protagonista: «The narrow road between desires». (El estrecho camino entre los deseos).
Ya tiene fecha de salida en inglés, confirmada por el propio autor en su blog: el 14 de noviembre de este año. Será un regalo perfecto para estas Navidades.
El libro será un poco más largo que «La música del silencio» («The slow regard of silent things») y tendrá más ilustraciones (30).
«El fenómeno número 1 en ventas del NYT, Patrick Rothfuss, regresa al popular universo de la crónica de Kvothe, el asesino de reyes, con una sorprendente reinvención del relato «The Lightning Tree» («El árbol del relámpago»). Ampliada al doble de su extensión anterior y lujosamente ilustrada por Nathan Taylor, esta conmovedora historia independiente seguramente complacerá tanto a los nuevos lectores como a los fanáticos veteranos de Rothfuss.»
«Nadie más alto que la piedra.
Ven a Blacktree, ven solo.
No le digas a ningún adulto lo que se ha dicho,
no sea que el relámpago te mate.»
«Cuando vienes al árbol del relámpago para comerciar con Bast, tu dinero mortal no vale mucho. Lo que tiene verdadero valor son las cosas más antiguas: los secretos y los favores. Botones y flores. Mentiras, trucos, acertijos, piedras y cualquier otra cosa que tu corazón realmente desee.
Sigue al fae más encantador de la crónica del asesino de reyes mientras trama y negocia su camino a través de la pequeña ciudad de Newarre. Al principio parece que Bast debe ser el dueño de este pequeño dominio, pero aunque no le importan las leyes de los hombres, hay otras más antiguas y más profundas que lo atan. Y a pesar de toda su inteligencia, Bast se encuentra atrapado de una forma que nunca antes había experimentado, por lo que tendrá que tomar decisiones difíciles que ayuden a un enemigo.
Juguetona, dulce y astuta como el propio Bast, «The Narrow Road Between Desires» es la historia de Bast. En ella rastrea las viejas formas de hacer y romper, siguiendo su corazón incluso cuando hacerlo va en contra de su mejor juicio. Porque, después de todo, ¿de qué sirve la sabiduría si te impide encontrar el camino hacia el peligro y el deleite?«
Más de una vez he contado la historia de aquellos libros de la Dragonlance que me llamaron desde el expositor de la sección de librería de un viejo centro comercial Simago en Ferrol, desaparecido muchos años ha. Me llamaron como el libro de «La historia interminable» llamó a Bastian Baltasar Bux en la librería del señor Koreander.
Yo ya me había tropezado en mis tiernas andanzas por los mundos literarios de la fantasía con algunos personajes, y con el mundo de Krynn, a través de los libro juegos publicados en España por Timun Mas. Libro juegos que descubrimos, un recuerdo imborrable de mi infancia feliz, en la feria del libro de Ferrol. Primero fueron los libritos rojos de aventuras, y luego los negros de fantasía y de dragones, que ejercieron una atracción sobre mi imaginación que décadas después solo podría equipararse a lo que los libros y películas de Harry Potter supusieron para las siguientes generaciones de humanos que soñaban con vivir en un mundo de magia, seres fabulosos, castillos y hechicería.
Así que ya los pasos de mi imaginación me habían llevado desde Solace hasta Pax Tharkas, y había vivido en primera persona los altos y oscuros designios con que los Magos de Poder manejaban los hilos de personajes como Raistlin Majere, todo ello en los librojuegos avanzados de AD&D.
Por lo que cuando vi aquellos libros con sobrecubiertas negras, brillantes, sencillas como sus dibujos de portada sencillos, pero llenos de misterio y atractivo (desde mi punto de vista, más acertados en ciertos aspectos que las portadas de los libros originales), con títulos como La Tumba de Huma, el primero que hojeé (de pasar hojas), y aparecieron rápidamente ante mis ojos títulos de capítulos tales como «La leyenda del dragón plateado», aquellos libros me atraparon. Aún más cuando entre los personajes de «El Retorno de los Dragones» descubrí que pululaban, como salidos de un reino perdido de la Fantasia de Bastian, algunos tales como Raistlin Majere y su hermano Caramon… a mis 14 años, y en un mundo donde nadie tenía aún Internet y cada descubrimiento era algo casi propio, un hallazgo personal, aquello era como magia.
Gracias a mi madre, en un mundo donde ahorrar las 1.475 pesetas que costaba uno de aquellos libros era una auténtica proeza para un niño de 14 años, me llevé a casa el primer volumen de aquellos tres libros que culminaban con aquel otro titulado «La Reina de la Oscuridad», tan misteriosa y terrorífica sonaba en mi cabeza entonces como sugiere el título. Me leí las densas 479 páginas (nada de groseros interlineados para engordar el número de páginas artificialmente) en dos días y medio, rompiendo todos mi registros lectores hasta aquel entonces.
Luego he leído decenas y decenas, cientos de más libros. Y no, seguramente aquel no fue el mejor que he leído, pero sí un libro inolvidable, que, siendo yo un lector muy poco dado a releer, he leído ya tres veces en mi vida.
Aquel primer libro, titulado en inglés «Dragons of an Autumn Twilight», ese crepúsculo que se reflejaba en la portada española, fue una novelización de los primeros módulos de campaña de Dragonlance, el primer intento, bastante exitoso, de la por entonces propietaria del juego de rol Dungeons & Dragons, TSR, de lanzar una campaña de marketing, fundando toda una franquicia, la Dragonlance, en torno a su juego de rol. Los nóveles autores, Margaret Weis y Tracy Hickman, llevaron a la novela parte por parte lo que acontecía en los módulos, en aquel primer libro. Para los siguientes decidieron volar más por libre, sin querer describir tan literalmente los módulos en forma de novela, y eso, y la experiencia adquirida, hizo que sus libros mejorasen cada vez más.
De Weis y Hickman en Dragonlance merece la pena leerlo todo. No hablaré más que mencionándolas aquí, de sus siguientes obras (me falta por leer su trilogía del mundo ideado por Larry Elmore, que ya la tengo), pero «La Espada de Joram» y «El Ciclo de la Puerta de la Muerte» también son obras de fantasía memorables.
¿Alguna vez os habéis quedado tan prendados de una historia que siempre habéis querido saber qué le pasaba a sus personajes en cuanto cerrabas el libro? pues eso supone el libro por el que escribo esta reseña, que terminé ayer por la noche, para los que disfrutamos tantísimo con «El Retorno de los Dragones». Vale, me diréis que esa historia ya tenía una continuación, «La Tumba de Huma». Sí, pero entre ambos libros pasaban cosas. «El Mazo de Kharas» cuenta esas cosas. De hecho, «El Mazo de Kharas» comienza exactamente en el mismo punto en el que termina el anterior, durante la noche de la boda de Goldmoon y Riverwind.
El Mazo de Kharas se publicó en los años 2000, unos 20 años después de la trilogía original, y es el primero de la trilogía de «Las Crónicas Perdidas», que, como su nombre indica, cuenta hechos vividos por los héroes de aquella trilogía, intercalados entre los ya contados en la trilogía original. Ahora resulta que desde aquel «Mazo de Kharas» hasta ahora han pasado casi otros 20 años, aunque estos mucho más rápidos para mí. Es lo que tiene la percepción espiral del tiempo, hecho constatado por Einstein (no, jaja).
Y cuánto he disfrutado leyendo este libro, volviendo a encontrarme con aquellos personajes tan conocidos por mí. Y es que los autores, con la experiencia que ganaron con los años, entretejieron en este «Mazo de Kharas» una historia en la que la psicología y modo de ver el mundo de cada personaje hace avanzar la historia en una danza perfecta, llena de entretenimiento, maravilla y, sobre todo, DIVERSIÓN. Es un libro lleno de sentido del humor sutil derivado de las respectivas idiosincrasias de cada uno de los personajes y su interacción entre ellos. Los autores te hacen imaginar vívidamente la intención detrás de cada palabra, cada gesto y cada mirada. Hasta la inflexión en sus voces.
No es que sea un libro perfecto. Tiene sus puntos flacos, pero realmente no merece la pena reseñarlos, cuando algo te hace disfrutar tanto. Vale, los antagonistas están para lo que están, al servicio de los héroes, para que se luzcan los héroes que a aquellas alturas, y con la experiencia ganada a lo largo de años y años de escribir novelas, sus autores sabían ya describir tan exquisitamente.
Y poco tengo más que decir en esta reseña. MERECE mucho la pena, si vuelves a leer las Crónicas, intercalar en su lectura esta trilogía de Las Crónicas Perdidas. Minotauro está reeditando ahora mismo TODAS las novelas de Dragonlance de Weis y Hickman, incluidas estas.
En un mundo donde autores que se supone que llegaron a la fantasía para reinventarla, como Brandon Sanderson (y no seré yo quien diga que no disfrutó muchísimo de los primeros libros de El Archivo de las Tormentas y de Nacidos de la Bruma o de Elantris), también es cierto que la gente se pasa de exagerada cuando un autor se pone de moda, y con lo de las novelas secretas se les está yendo un poco la pinza a todos. Trenza del Mar Esmeralda es bastante truñete, y aunque espero mucho de la segunda, la del mago, lo cierto es que se gasta un interlineado totalmente exagerado, para engordar para vender más caro un libro que podría haber cabido perfectamente en 250 páginas. En un tiempo en el que quizá no es siempre oro cuanto reluce, volver a disfrutar como servidor lo ha hecho con esta novela, pone para mi gusto los puntos sobre las íes de la fantasía épica. No porque no se les llame elfos, a veces, tienen por qué ser las novelas de fantasía mejores.
Y para terminar diré que unos 10 años (algo menos) después de leer Las Crónicas de la Dragonlance leí El Señor de los Anillos (antes de que se estrenasen las pelis). Y sigue siendo lo mejor que he leído en mi vida. Dicen ahora de Sanderson que es el Tolkien americano, pero es una reducción muy simplista. No puede ser un renovador de la fantasía y a la vez el Tolkien americano. Pero me voy por los cerros de Úbeda. Solo decir que la evolución desde Tolkien ya se ha hecho, y ese camino lo han asfaltado Tad Williams y George R R Martin, respectivamente, en una dirección; Robert Jordan por otra, y en ese camino sí podemos encontrar también mucho de la obra de Brandon Sanderson.
Como ejemplo más complejo y mastodóntico que casi todo lo mencionado, pero que merece mucho también leer (yo solo he leído el primero hasta ahora), tenemos otra saga de fantasía épica nacida del rol, la de Malaz, del canadiense Erikson. En realidad los minbres son los mismos. Solo que son muchos más mimbres, y más enrevesados.
Pero hubo otro camino anterior a todos ellos, casi siempre denostado, pese a ser anterior, por los que se han tildado siempre de jueces del género, que fue el de estas dignísimas, en algunos puntos ejemplares novelas de Weis y Hickman. A veces apetece algo un poco más ligero, más familiar. Más de casa.
El orden de lectura de las Crónicas clásicas y las Perdidas es sencillo: el primer volumen de cada una, y luego el segundo: 1 clásica, 1 perdidas, 2 clásica, 2 perdidas, etc.
Pero, si se quiere rizar el rizo y seguir en estricto orden cronológico, habría que interrumpir la lectura de alguna novela, así:
«El Retorno de los Dragones»
«El Mazo de Kharas»
Libro I de «La Tumba de Huma»
«El Orbe de los Dragones»
Libro II de «La Tumba de Huma»
«La Reina de la Oscuridad», hasta el Maelstrom
«La Torre de Wayreth»
El resto de «La Reina de la Oscuridad»
Luego:
La trilogía de las «Leyendas de la Dragonlance»
«La Guerra de Caos» (dos libros)
La trilogía de «La Guerra de los Espíritus»
Y por último, el nuevo libro, recién publicado en español: «La hija del destino», primer volumen de la nueva (¿quizá última?) trilogía de Margaret Weis y Tracy Hickman en este mundo, con estos personajes, en los que la trama lleva a una nueva protagonista a llevar a cabo un viaje en el tiempo por el que la historia original se reinicia, y volvemos a visitar a los personajes de siempre desde una nueva perspectiva.
¿Qué hace que haya personas como yo, que sienten películas como Avatar como algo único y original, y otras a las que, en cambio, ni fu ni fa?
Creo de verdad, desde la objetividad, que Avatar es el mayor soplo de aire fresco para el cine desde Star Wars. En un arte entregado al realismo costumbrista, si de lo que se trata es de que los críticos más al uso lo flipen con las distintas y en su mayor parte desapercibidas propuestas que desfilan cada año sin pena ni gloria por salas cada vez más vacías; un arte en el que las alternativas más populares son propuestas cocinadas fugazmente, de consumo rápido, para el streaming, o «blockbusters» de tipo marveliano llenos de lugares comunes, que apenas pueden ya despertar la capacidad de asombro de los espectadores… en este panorama, Avatar ha supuesto algo nuevo. Algo diferente, nunca visto en el cine hasta ahora. Lo supuso hace 13 años, antes de que existiese el universo cinematográfico de Márvel, y lo ha vuelto a suponer tras él.
Avatar 2 se siente como un sueño hecho realidad. Es lo que el cine debería ser siempre, para nunca dejar de ser cine. Por desgracia, no todo el mundo tiene la sensibilidad para darse cuenta de esto. El principal fallo para esta desdicha (no ser capaz de disfrutar una película así es, sin duda, una desdicha) es la falta de perspectiva de una mente aletargada por tantísima oferta audiovisual.
En realidad, ya habíamos visto algo como Avatar, antes. Star Wars. Avatar está siendo para el cine lo mismo que en su día fue Star Wars. Una saga de ciencia ficción basada en la familia, con poderes basados en el misterio de la naturaleza, que puede ser usada tanto para el bien como para el mal.
En Avatar 2 vemos evolucionar el entramado de ciencia ficción cuya semilla fue plantada ya en la primera película, aunque en aquella pasase desapercibida para la mayoría. El espectador estándar no suele tener la sensibilidad o amor a la ciencia ficción suficientes para reparar en esos detalles. O, por el contrario, menos, pero de estos también los hay, es un grandilocuente esnob, que ni tan siquiera considera la posibilidad de que una película destinada al consumo masivo pueda albergar alguna profundidad.
En un nivel por debajo del argumento más aparente: la historia de amor del soldado rebelde con su pueblo con la princesa local en la primera; la venganza, la protección de la familia y la búsqueda de una identidad del que se siente ajeno en la segunda, reside un argumento más profundo, de verdadera ciencia ficción, expresada en forma de ópera espacial generacional, pero con un nivel de ciencia ficción en Avatar mayor que el que había en Star Wars. Lo cual vemos en el detallismo con que se ha diseñado el mundo de la luna Pandora.
Este argumento de fondo es tan sutil en la primera que pocos lo vieron, y crece y se hace más manifiesto en la segunda, de la mano del personaje Kiri, trasunto de Jedi, dentro de los arquetipos con los que juega James Cameron. Kiri nace concebida por el trasunto de la Fuerza que en Avatar es Eywa. Es Elegida, como su padre. Rara, se siente diferente y no encuentra su lugar en el mundo. Lo que vimos tanto en Anakin, como Luke, como Kylo, como Rey, en Star Wars.
Pero si Avatar solo fuese una imitación de Star Wars, Avatar no trascendería. El mérito de Avatar no es imitar a Star Wars. Es saber ser algo único y rompedor, aportando su propia idiosincrasia al mundo del cine en distintos niveles, tanto en lo referente a la tecnología que hace evolucionar las técnicas cinematográficas, como la capacidad y necesidad del espectador de identificarse con un mundo, historia y personajes que entran a formar parte del imaginario humano.
En fin, dicho por él mismo, el joven James Cameron decidió dedicarse al cine con 23 años, tras la experiencia que fue para él asistir al estreno de Star Wars, en 1977. Lo que siempre ha querido, en lo más hondo de él, ha sido crear una saga que fuese capaz de aportar ingredientes parecidos, pero de una forma nueva. Y esto es lo que es Avatar. De la misma forma en que sorprendió a la gente Star Wars en 1977, con un uso de la tecnología más precario y artesanal, sorprendió Avatar en 2009, con un uso de la tecnología digital que ya desde nuestro presente comienza a verse como algo artesanal. Tecnología usada de forma casi experimental.
En unos años en los que de momento Star Wars ha dejado de significarse desde una perspectiva cinematográfica (por mucho que me gusten algunas de sus series, estas no llegan al nivel de magia, misterio y maravilla que pueden conseguir las historias cuando son concebidas como sagas para la gran pantalla), Avatar ha llegado para llenar ese hueco. Aparentemente, no es Star Wars. Es otra cosa. Y justo por eso, es, en el fondo, más Star Wars que ninguna otra cosa.
Volviendo a la pregunta con la que abría esta entrada, creo que son las formas, lo superficial, lo que hace que mucha gente no entienda aún lo que significa Avatar, incluso mucha gente «freak» y amante de la ciencia ficción, aún no ha sido capaz de comprenderlo. ¿Se trata de algo genético, la predisposición a enamorarse de este tipo de historias, como me pasa a mí? ¿Es algo condicionado por el entorno, por la educación que recibimos de niños? ¿Es nuestra cultura? Es un poco de todo, en verdad.
Sea como fuere, estad preparados para muchas y cada vez mayores sorpresas, en el futuro de Avatar.
Cuando James Cameron dio el guión de Avatar 2 al estudio, estos se lo devolvieron con tres páginas de anotaciones. Cuando les dio el guión de Avatar 3, se lo devolvieron con una sola página de anotaciones. Bueno, parece que la cosa iba ya más rodada. Cuando les dio el guión de Avatar 4, le dieron una hoja en la que ponía, simplemente: «Holy Fuck».
Entonces, Cameron preguntó: «¿pero dónde están las notas?» Y le respondieron: «Esas son todas las notas». Porque todo se vuelve loco en el buen sentido, ¿verdad? Crees que sabes de qué se trata, y luego, oh no, no lo sabes… «Espero poder hacer esa película, es lo que estoy diciendo”. James Cameron.
Aviso, primero de todo: no leer esto si se quiere llegar totalmente virgen a Avatar 4 (que imagino que se estrenará entre 2026 y 2028). Solo son mis propias especulaciones sobre lo que pasará en la saga. Pero… ¿y si son acertadas?
Además, puede haber algún pequeño espóiler de Avatar 2.
Cuando James Cameron dio el guión de Avatar 2 al estudio, estos se lo devolvieron con tres páginas de anotaciones. Cuando les dio el guión de Avatar 3, se lo devolvieron con una sola página de anotaciones. Bueno, parece que la cosa iba ya más rodada. Cuando les dio el guión de Avatar 4, le dieron una hoja en la que ponía, simplemente: «Holy Fuck».
Entonces, Cameron preguntó: «¿pero dónde están las notas?» Y le respondieron: «Esas son todas las notas». Porque todo se vuelve loco en el buen sentido, ¿verdad? Crees que sabes de qué se trata, y luego, oh no, no lo sabes… «Espero poder hacer esa película, es lo que estoy diciendo”. James Cameron.
Esto da mucho que pensar sobre el futuro de la saga.
Más allá de los arcos argumentales de cada una de las películas (la historia de amor con la princesa local y rebelión del soldado contra sus compañeros humanos invasores en la primera; la venganza, la protección de la familia y la búsqueda de la identidad en el mundo en la segunda), más allá de los paralelismos argumentales entre ambas partes, hay un entramado más complejo de fondo, de pura ciencia ficción, que se va construyendo a lo largo de toda la saga.
Ya estaba ahí en Avatar 1, aunque muy poca gente reparó en ello. Toda la parte de ciencia ficción, que empezó a tocar aspectos tan trascendentales como los tocados en obras como 2001, Interstellar o Anihilation, en el cine (dos de ellas a la vez libros), además de diversas obras literarias de ciencia ficción.
Incluso tras ver esta segunda parte, me da la sensación de que la mayor parte de la gente sigue sin darse cuenta de la que se nos viene encima con esta saga, en cuanto a su argumento profundo, de fondo, de ciencia ficción.
James Cameron creció devorando literatura de ciencia ficción. Escribió la historia de ciencia ficción de la rebelión de las máquinas de Terminator. Escribió Abyss.
Me sorprende que tanta gente esté prestando tan poca atención a las pistas que ha dejado ya Cameron en estas dos películas sobre lo que está por venir en la saga Avatar.
El propio concepto de los avatares, de resucitar a alguien a través de sus recuerdos, juega con elementos de ciencia ficción que van mucho más allá de la ópera espacial, hacia territorios más propios de la ciencia ficción dura. Lo que pasa es que no dejamos de estar ante «blockbusters» de consumo masivo, vendidos por sus rompedores y vanguardistas efectos especiales, en los que la naturaleza y lo tribal y la familia, cosas poderosas pero mundanas, son protagonistas, lo que a muchos les hace pasar por alto todas esas pistas.
Hay un elemento común a lo largo de la saga hasta ahora, en estas dos películas, que vincula la experiencia avatar con Eywa. Lo estamos viendo ante nuestras narices, y nadie parece darse cuenta. La imagen de «viaje abstracto», familiar de otras películas, como el viaje lisérgico al más allá de 2001, la estamos viendo en las dos películas de Avatar. En la primera más referida a la experiencia científica humana de vincular virtualmente la mente humana con el clon avatar. En la segunda es exactamente la misma imagen como metáfora visual de la conexión entre Kiri y Eywa, aunque ya habíamos visto también lo mismo para el personaje de la Doctora Grace Augustine, cuando muere, y pasa a formar parte de Eywa.
Ahora viene la inevitable pregunta:
¿Nadie ha caído en eso? ¿A nadie le sorprende que la imagen sea la misma para las dos cosas?
Y ahora mi explicación, entrando en el terreno de la especulación, a partir de todo esto, y de las palabras de James Cameron sobre el guión de Avatar 4, con las que empecé esta entrada del blog…
Os lo explicaré con una pregunta:
¿Creéis que James Cameron, increíblemente metódico y detallista en todo lo referente al worldbuilding (diseño del mundo) de Pandora, hasta el último detalle científicamente explicado, no va a tener en cuenta lo más llamativo y flagrante de ese mundo? ¿Qué creéis que es?
¡Los Na’vi! ¡Claro, los Na’vi! ¿Es que nadie se pregunta por qué hay seres humanoides tan semejantes a los humanos en Pandora, que comparten casi por entero el genoma, cuando toda la fauna animal de esa luna es diferente, en el sentido de que todos tienen un aparato respiratorio diferente al humano, y tres pares de extremidades en lugar de dos?
¿Alguien cree de verdad que James Cameron, después de, insisto, todo el mimo puesto en los detalles científicos que expliquen el clima, la fauna y la flora de Pandora, se va a contentar con poner ahí a los Na’vi tan parecidos a los humanos, en la estrella más cercana al sol, sin que haya una explicación para ello? (Por cierto, mismo sistema extraterrestre de la nueva serie de Netflix, de los showrunners de «Juego de Tronos», basada en el libro «El problema de los tres cuerpos»… hablando de ciencia ficción).
¿Por qué la imagen de la conexión entre la mente humana y el clon avatar es la misma que la de Grace con Eywa, y luego que la de Kira con Eywa?
Kira, en esta segunda parte, es un paso más y mucho mayor, en el camino hacia las grandes sorpresas que anuncia James Cameron para la parte 4 de Avatar. ¿Por quién fue concebida Kira, sino por la misma Eywa? No es casual que en Avatar 2 veamos las semillas de Eywa sobre ella. Ella es la Elegida, como antes lo fue su padre. (Resonancias a Star Wars y los Jedi, sí).
Sobre esto, declaró James Cameron, sobre el personaje de Kiri en Avatar 2:
«Obviamente, los enigmas en torno a Kiri no se resuelven [en esta película], está diseñado así a propósito».
Mi conclusión es que los Na’vi fueron diseñados y puestos en Pandora. Por qué y por quién… será un misterio como mínimo hasta Avatar 4. Es decir, hasta 2026 o 2027. Quizá hay viajes en el tiempo implicados en la trama. Puede que tanto los humanos como los Na´vi fuesen diseñados por una especie pretérita a ambos.
Quizá los humanos son descendientes de los Na’vi, o de una especie ancestral común, mucho más antigua, que recaló en Pandora, donde rediseñó aquel mundo (Eywa y las conexiones entre los árboles y todos los seres), para hacerse allí primitiva, olvidando su pasado tecnológico, por el motivo que fuese. Esta última posibilidad es la que me parece más probable y seductora a la vez. Son solo especulaciones, pero creo que no será algo muy lejano a lo que veamos.
Ahora recordemos las palabras del principio, contadas por el propio James Cameron:
Entonces, Cameron preguntó: «¿pero dónde están las notas [al guión de Avatar 4]?»
Y le respondieron: «Esas son todas las notas».
«Holy Fuck».
Porque todo se vuelve loco en el buen sentido, ¿verdad? Crees que sabes de qué se trata, y luego, oh no, no lo sabes… Espero poder hacer esa película [Avatar 4], es lo que estoy diciendo. James Cameron.
Recordemos que Avatar 3 ya está rodada, y se especula con que ya hay un montaje previo de 9 horas, del cual Cameron habría pedido al estudio poder pasar a VFX todo el montaje previo. Se estrenará en 2024. Avatar 4 y 5 no están rodadas. Pero sí escritas. Si Avatar 2 y 3 tienen éxito comercial se dará luz verde al rodaje de las partes 4 y 5.
Vengo de ver por primera vez la película. Tendré que verla varias veces más para captar todo lo que nos cuenta James Cameron en esta ocasión. Tiempo tendré, por tanto, para análisis más concienzudos. Estas son mis primeras impresiones…
No se hace para nada larga; en general discurre muy fluida. Solo en alguna ocasión (una o dos veces) puede que Cameron se recree con exceso en alguna escena que podría haber sido más breve… como si estuviésemos asistiendo a un documental sobre la biología marina de Pandora. Y si buscáis cosas negativas que leer sobre la película, ya podéis buscar en otro sitio, porque aquí no encontraréis nada más.
La película la he sentido en algunos momentos, mientras la veía, como un sueño hecho realidad. Es una forma de hablar literal; no una expresión. En algún momento he sentido que veía algo que trasciende el cine. Y en realidad, eso es lo que debe ser el cine, para seguir siendo cine, y es lo que casi nunca logra llegar a ser el cine. No sé si me he explicado. Creo que sí. El cine se ha convertido en muchos aspectos y para mucha gente en algo costumbrista. Yo creo que debe ser algo también capaz de hacer soñar. Avatar en general, y esta segunda parte, son más esto último. Algo que sorprende y maravilla. Que tiene magia.
En un par de ocasiones, eso es algo que me pasa muy pocas veces viendo una película, me he emocionado solo con lo que estaba viendo y sintiendo, al margen de la historia. En esta película el equivalente de sorpresa visual que en la primera es cuando Neytiri apaga la antorcha improvisada por Sully (y asistimos al espectáculo luminiscente de la selvática noche pandoriana), es cuando los hijos se sumergen por primera vez bajo el agua.
Otras tres veces me he emocionado con los lances argumentales. Además, todo lo que de bello tiene la película no es gratuito, está relacionado con la historia de una forma profunda e íntima.
Hay un guiño a Titanic por ahí, y en general la película está llena de cosas que hemos visto en toda la filmografía de James Cameron, y en la primera Avatar en particular, de la que esta segunda parte es continuista en esquemas, figuras argumentales y otros detalles; aunque hay más y con mayor profundidad.
Las escenas de acción van «in crescendo» y aunque la película quizá no se sienta tan épica como la primera, son impresionantes y siempre justas y perfectamente rodadas, sin regodearse en excesos «peterjakcsonianos».
En cuanto a lo que más me sedujo siempre de la primera parte, todo lo que era más de ciencia ficción, que la visión descuidada de la película no deja ver, aquí se ahonda en ello, siendo el personaje de Kiri, la joven adolescente interpretada por Sigourney Weaver, el principal vehículo para ello. Es sin duda mi personaje favorito, y el que está encaminado, yo creo, a ahondar más en toda esa parte más de ciencia ficción en las próximas películas (que habrán de llevarnos por caminos sospechados por mí pero no por mucha más gente tras ver la primera Avatar, que tienen que ver con Eywa y el origen de los Na’vi). Deseando ver ya cómo continúa todo en la tercera, dentro de dos años. (Aunque, según lo adelantado por una anécdota sobre los guiones contada por el propio director, de la que hablé en mi anterior entrada sobre Avatar 2, cuando todo se salga argumentalmente de madre, en lo referente a los aspectos más de ciencia ficción, será en la cuarta parte. Y esa aún no está rodada, aunque sí escrita).
En Avatar 2 los vehículos conductores de la historia no son nada del otro jueves, como no lo fueron en la primera película. Allí era la historia de amor pocahontiana entre el invasor rebelde y la princesa local, y aquí la protección de la familia, la venganza, y el deseo adolescente de encajar en el mundo. Pero hay un par de giros en los arcos de los personajes bastante interesantes, que le dan más profundidad a la historia, y a lo que pueda pasar en el futuro. Por no insistir en lo del personaje de Kiri, que toma el relevo de todo lo que a mí me fascinó más, como ya he dicho, en la primera Avatar.
En cuanto a la música, Simon Franglen recrea las partituras ya usadas por James Horner, y sigue su estela particularmente bien en las escenas más calmadas y bellas.
En definitiva, una película bellísima, que merece la pena ver varias veces, y de la que apetece mucho ver cómo sigue la historia de Kiri. Por cierto, que la interprete Sigourney Weaver tiene toda su razón.
La sala estaba abarrotada, y la gente aplaudió al final. Esta película puede devolverle su salud al cine. Porque se siente como algo nuevo. Avatar es el tipo de saga, como Star Wars lo fue en 1977, que hace evolucionar el cine. Algo diferente a lo que normalmente se ve en su propio tiempo. En nuestro propio tiempo.
Esta crítica es el mejor ejemplo que puede verse sobre alguien a quien las formas que no le gustan no le dejan ver el fondo.
La crítica está basada en clichés sobre Avatar, que este señor se ha creído a pies juntillas.
Te voy a hacer una crítica a ti, sobre esta crítica… que falta te hace, en esta ocasión. Primero de todo, te digo que has perdido un seguidor del canal. No porque no digas lo que me gustaría que dijeses. No. Sino porque has demostrado tener poca sabiduría, poner por delante tus prejuicios y en cierto modo tu «ideología cinematográfica», por llamarlo de algún modo. Y eso en el cine es un pecado capital. No puede hacerse. Matas la ilusión, vas con prejuicios. Muy mal.
A mí me aburre ya mucho el cine de Marvel, por cierto, prácticamente nada que hagan es capaz ya de sorprenderme, y antes que una película típica «blockbuster» prefiero ver algo de Filmin, sí, amigo, prefiero a Godard, Truffaut o Allen, o a Coppola o el otro director este de apellido de origen italiano con manía a las pelis de Marvel, se me ha ido su nombre… El otro día hacías una muy elogiosa, justa, crítica de Pinocho. Su autor, Guillermo del Toro, ha dicho, tras ver Avatar 2, que la sensación que tuvo es la de haber visto la primera PELÍCULA, así, con mayúsculas, en mucho tiempo.
No creo, amigo, que tú sepas más de cine que Guillermo del Toro. (Porque, entre otras cosas, lo dice su apellido, él controla de toro). Desde el principio del vídeo se nota tu falta de respeto a Avatar, que se fundamenta sobre tu grandísima ignorancia sobre muchas cosas que encierra la película bajo una piel muy fina que una gran número de espectadores de la peli, de todas las edades y condiciones sociales y países, apenas han podido mondar… tú tampoco.
Avatar pasará a la cultura popular como la historia más grande de ciencia ficción jamás contada en imágenes, A un nivel equiparable al de 2001 e Interstellar. Sé que tú, o casi cualquiera que lea esto, se está queriendo arrancar los ojos ahora mismo.
Pero no os los arranquéis, que los necesitaréis para ver que esto pasará. Porque, sí, amigo, debajo de la capa superficial contra la que la crítica descuidada y poco profesional choca continuamente, existe un argumento de ciencia ficción digno de historias como Solaris. Son cosas que ya se adivinan en el visionado de la primera Avatar, de las que me di cuenta viéndola en el cine, y que corroboré después con alguna de sus escenas eliminadas, como «El cazador de sueños». Te voy a contar, os voy a contar, una anécdota sobre el futuro de la saga.
Cuando James Cameron dio el guión de Avatar 2 al estudio, estos se lo devolvieron con tres páginas de anotaciones. Cuando les dio el guión de Avatar 3, se lo devolvieron con una sola página de anotaciones. Bueno, parece que la cosa iba ya más rodada. Cuando les dio el guión de Avatar 4 (esta y la parte 5 aún no han sido rodadas, eso depende del éxito comercial de la 2 y la 3, esta última ya rodada y que estará metida a partir de ahora en el inmenso trabajo de posproducción de este tipo de pelis casi únicas, donde se hace una artesanía digital sin igual en la historia del cine), cuando les dio el guión de la parte 4, decía, le dieron una hoja en la que ponía, simplemente: «Holy Fuck».
Entonces, Cameron preguntó: «¿pero dónde están las notas?» Y le respondieron: «Esas son todas las notas». Porque todo se vuelve loco en el buen sentido, ¿verdad? Crees que sabes de qué se trata, y luego, oh no, no lo sabes… «Espero poder hacer esa película, es lo que estoy diciendo”. James Cameron.
Diseño, worldbuilding, el más concienzudo nunca hecho en el cine; exobiología, antropología, arqueología, mitología, ecología… son cosas muy serias sobre las que se han hecho artículos y tratados, enraizados en la película Avatar.
Mucha gente se queda en sus alardes teconológicos, pero la película es mucho más, y lo es sobre todo a un nivel de pura ciencia ficción, la que Cameron devoraba desde muy joven, y que empezó a plasmar en el cine a partir del corto Xenogenesis, que financió una clínica odontológica, cuando, tras ver Star Wars en una sala en 1977, el canadiense tuvo claro que quería dejar todo cuanto estaba haciendo y dedicarse al cine. En aquella Xenogenesis ya vemos muchos de los parámetros visuales y argumentales que acabarán germinando, y nunca mejor dicho, en Avatar: mecanoides controlados por el cuerpo humano; la lucha del hombre contra la máquina; seres humanoides de piel azul…
Muchos criticaron de Avatar la simpleza de su argumento, sin saber, sin querer siquiera ahondar en lo que de ciencia ficción portaba dentro de sí aquella historia, bebiendo de algunas de las mejores novelas del género, a lo largo de toda su historia. La escena finalmente no llevada al metraje final de «El cazador de sueños», previa a la ceremonia en la que Jake Sully es aceptado, es un viaje hacia Eywa de un Sully «entripadísimo» por alguna sustancia local, en la que se adivinan mucho más las cosas que digo, pero que yo y muchos ya fuimos capaces de sacar sin necesidad de ella.
Hablo de gente como yo con una gran sensibilidad y predisposición hacia historias de ciencia ficción. Pero entiendo, amigo, que no es tu caso. Tu pasas tan campante entre grandes clásicos y películas de festivales a blocksbuters marvelitas, pero en la ciencia ficción creo de verdad que te pierdes. Si la comprendieses podrías disfrutar enormemente de esta película (que sí, que aparentemente es pura ópera espacial, pero que en el fondo es CIENCIA FICCIÓN, y de la BUENA), y se te haría corta, con todo su «desmedido» metraje.
Aquí el problema no es la película; eres tú. La has visto predispuesto al asco, porque jamás entendiste Avatar ni has hecho nada por querer entenderla. Te aviso, y creo que perfectamente sabes que algún día recordarás estas palabras, si es que las lees, que tengo razón. Que llegará un día en el que, o bien mientas, y digas que siempre te flipó Avatar, o tengas que recular y admitir que te equivocaste, porque de otro modo nadie dará crédito a ninguna cosa que digas sobre el cine. Veo por aquí abajo algunos primeros comentarios de tipo «este señor es super guay, super sincero, se nota que no le gustó de verdad, y yo eso lo valoro mucho (…)», y tal y pascual. DESPIERTA tío.
Esos comentarios te hacen flaco favor. Te hacen creer que eres bueno, y así nunca vas a mejorar como crítico de cine. Espabila. Mira, con tu opinión de Los Últimos Jedi me ganaste. Y con esta me has perdido. Imagino que te importará un bledo. A mí también. No soy un gran fan de tu canal. Me hace gracia tu sentido del humor y de vez en cuando veo alguna crítica tuya sobre alguna peli que me interesa. Pero soy el tipo de seguidor de tu canal que sé que tú más valoras. Y es a ese tipo de seguidores a los que pierdes siendo, sí, tan sincero, pero, a al vez, tan poco sabio. Prueba a intentar comprender bien esta saga.
«El cine es mucho más de lo que la mayoría creemos que es el cine.»
Cuando Guillermo del Toro pudo ver «Avatar 2, El Sentido del Agua», dijo: Viendo Avatar 2 me he dado cuenta del tiempo que hacía que no veía una PELÍCULA, PELÍCULA, así con mayúsculas, en el cine.
Esta semana es muy especial para mí, porque fui de los que disfrutó de verdad con Avatar cuando se estrenó, hace 13 años. James Cameron podía haber aprovechado el filón de la primera y estrenar la siguiente en poco tiempo. En lugar de eso prefirió trabajar durante 13 años para que la continuación estuviese a la altura, para que pudiese volver a sorprender. Casi la mitad de esos años se dedicaron al trabajo en los guiones.
Esta segunda película se anuncia como la película que marcará a una generación, y no me parece algo exagerado. Disfruto de todo tipo de cine, no solo de sagas de ciencia ficción y fantasía, aunque sean mi género preferido. No solo de blockbusters (los de Marvel a mí ya me cansan un poquito. Prefiero una buena película clásica en Filmin). Pero Avatar es otra cosa. Trasciende el fenómeno blockbuster.
Aunque muchos no pudieron verlo cuando se estrenó, porque Avatar requiere cierta sensibilidad especial, que muchos no tuvieron. Odiada desde la derecha por reaccionaria y desde la izquierda por poderosa, incomprendida e incluso atacada por tantos imbéciles, Avatar es lo que sin duda ha marcado y marcará mi vida, en lo que al cine se refiere.
Crecí viendo Star Wars, que fue la saga que marcó el camino de un cine, de la mano de un visionario George Lucas y junto a Spielberg, de lo que vendría después. Peter Jackson y James Cameron siguieron escribiendo ese camino, este último con mayor calado y trascendencia (Jackson no superó a la obra escrita).
En este hilo de Twitter resumo alguna cosas básicas que conviene saber sobre Avatar de James Cameron:
Como decía, crecí con Star Wars, como han crecido tantos. Pero la película que vi siendo ya un joven adulto, y que fue el equivalente en una sala de cine para mí a lo que para tantos debió significar asistir al estreno de Star Wars en 1977, fue Avatar, en 2009. No solo por sus alardes técnicos, sino por su historia, y por cómo esta armoniza con lo que se ve en la pantalla, con más sentido que en ninguna otra película de estudio jamás hecha. Me emociono, cada vez que llego a la escena del «Te veo», que muy pocos, insisto, solo las personas con verdadera sensibilidad, son capaces de sentir y por tanto de entender. Cuando el hombre humano y la mujer alienígena se ven así mismos como lo que son, y su amor es capaz de trascender cualquier diferencia. Cuando lo extraño, lo bizarro (en el sentido extranjero de la palabra), es «humanizado», (hecho parte de ti). Eso está en la historia de Pinocho de Guillermo del Toro. Por eso, no es de extrañar que dijese las palabras que dijo, al ver Avatar 2.
Toda la primera película no fue más que un inmenso prólogo, de la historia que veremos a partir de este viernes.
En este otro hilo de Twitter explico algunas cosas sobre el futuro de la saga. Cosas que algunos ya adivinamos viendo la primera película, aunque fuimos muy pocos. Porque en Avatar hay mucho más de lo que una visión palomitera y descuidada permite apreciar. Son cosas que, desde que vi Avatar, hace 13 años, me hicieron darme cuenta de que estaba ante la historia de ciencia ficción más grande jamás vista en una sala de cine. Aunque, esa historia, acaba aún de empezar…
«Avatar The Way Of Water, de James Cameron, es un logro cinematográfico monumental que logra un gran equilibrio entre lo técnico y lo emocional. La experiencia 3D de 48 fps presenta algunas de las inmersiones más asombrosas que jamás haya visto. Me sentí como un niño de nuevo. Asombroso.»
«James Cameron ahora no tiene dos, sino TRES de las mejores secuelas jamás realizadas. AVATAR: EL CAMINO DEL AGUA es increíble. Los efectos y la acción son, sí, impresionantes. Pero esta vez la historia es más personal, complicada, emocional. Wow, realmente sublime».
«Avatar The Way Of Water es bastante increíble. Tenía fe en que James Cameron subiría el listón con los efectos, pero estas imágenes son alucinantes. Una escena impresionante tras otra. Pero los alardes técnicos siempre se sienten al servicio de los personajes y la construcción del mundo.»
«James Cameron y cia. ofrecen otra clase magistral, fascinante e impresionante sobre la construcción de mundos, con #Avatar The Way Of Water. Inmersiva, épica y entretenida, es un viaje emocionante. El artificio CG se desvanece en virtud de la dirección de lo humano en los personajes.»
“James Cameron muestra una vez más a los cineastas cómo se hace. Lo he dicho mil veces. Nunca dudes de él. ‘Avatar: The Way of Water’ es cómo hacer un éxito de taquilla épico. Es emotiva, visceral y tan grande como las películas de nuestro tiempo pueden llegar a ser, pero solo unos pocos pueden soñar». (Variety).
«Como alguien a quien le GUSTÓ, pero no le ENCANTÓ, el primer AVATAR, déjame decirte:
AVATAR: EL CAMINO DEL AGUA me impactó.
Muy superior en imágenes, narración de historias y actuaciones, la secuela me dejó boquiabierto durante todo el tiempo de ejecución.
James Cameron es el DIOS de las secuelas.»
«Avatar The Way Of Water es una de las películas visualmente más impactantes que he visto. Increíble en un nivel casi obsceno. De manera crucial, también maneja una historia atractiva con personajes nuevos y recurrentes. Sí, es larga, con más de 3 horas, pero cada minuto merece la pena».
«Avatar The Way of Water: James Cameron está en su mejor momento en el agua. Lo demuestra con esta inmersión más profunda en el mito de Pandora, con narración mejorada (familia + entorno), efectos H2O espectaculares y 3D sin dolor de cabeza. Stephen Lang es uno de los mejores villanos del cine del siglo XXI.»
«¡Feliz de decir que Avatar The Way Of Water es fenomenal! Más grande, mejor y más emocional que Avatar, la película es visualmente impresionante, visceral. La historia, el espectáculo, la espiritualidad, la belleza: esto es hacer películas y contar historias en su máxima expresión.»
«AVATAR: EL CAMINO DEL AGUA: Sí, nunca apuestes contra James Cameron. Estoy tratando de evitar la hipérbole, pero lo cierto es que nunca había visto algo así desde un punto de vista técnico y visual. es abrumador. Tal vez demasiado abrumador. A veces me pierdo puntos de la trama porque estoy mirando un pez de Pandora».
«James Cameron aparece una vez más para recordarnos cómo se supone que debe sentirse la experiencia de ir al cine.»
«He visto Avatar 2 dos veces, y estoy abrumado tanto por su dominio técnico como por su alcance emocional, inesperadamente íntimo. Sí, el mundo se expande, pero los personajes son lo más importante. Cameron está en plena forma, especialmente en el acto final. Es bueno tenerlo de vuelta.»
Guillermo del Toro, en Twitter:
La secuela de “Avatar” es “un logro asombroso”. Está repleta de vistas y emociones majestuosas a una escala épica, épica. Un maestro en la cima de su poder.
Viendo Avatar 2 me he dado cuenta del tiempo que hacía que no veía una PELÍCULA, así con mayúsculas, en el cine.
A writer’s story comes to life deep in Central Park. A young man in love who does not know that he is a fantasy. An impossible love story. «Lucien Beyond Sorrow»